jueves, 6 de abril de 2017

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Tengo ya mucho tiempo en el sube y baja. Cinco meses más o menos. La mayoría de las veces es mucho más lo que bajo que lo que subo y siento que tengo yo misma que arrastrarme a hacer las cosas.
Todas las personas con trastorno afectivo bipolar, o al menos hasta donde yo tengo conocimiento, pasamos por etapas muy parecidas a las de una persona atrapada por el alcoholismo: negación, reconocimiento, enfrentamiento, control, supervivencia y aceptación. Es duro todo lo que se vive en cada etapa. Ese infierno dentro de mi cabeza es algo que no le deseo a nadie, a nadie! Tal vez me anime en algún momento a describir mi experiencia.
Por los momentos solamente podría decir que pasé casi 40 años de mi vida encima de una montaña rusa, pero de esas que están tan viejas y sin mantenimiento que sientes que en cualquier instante te vas a matar.

Hay tres pilares básicos en el tratamiento es esta enfermedad: el tratamiento farmacológico, la psicoterapia y una red de apoyo donde familiares y amigos juegan un papel importantísimo. En esa red de apoyo debería haber al menos un cuidador, que no es más que al menos una persona que pueda identificar que estamos entrando en crisis cuando no nos damos cuenta nosotros mismos y pueda también identificar los estresores que desencadenan esas crisis.  Un estresor, o desencadenante como también se le llama, es cualquier cosa que genere síntomas que precedan a una crisis. Un estresor puede tener bases biológicas, ambientales o emocionales.  Creo que lo más difícil es cuando el estresor es una persona del entorno cercano, como un hijo o la pareja. Si esta persona está realmente comprometida afectivamente con nosotros, lo más recomendable es que aprenda a identificar cuáles son los patrones de su comportamiento que nos desestabilizan. Nosotros por nuestra parte, una vez tomada la conciencia de enfermedad, debemos aprender a manejar nuestras reacciones. 

En mi caso particular, no tengo un cuidador. Vivo prácticamente sola, con mis hermosos gatos y mi fiel perrita. Mi hija menor se queda conmigo al menos cuatro o cinco días a la semana, pero delante de ella trato de mostrarme lo más estable posible y me muerdo el sentimiento y contengo todas las lágrimas. Mi pareja no está muy familiarizado con el TAB, le he explicado a grandes rasgos de qué va todo esto y recientemente le envié algo de literatura para ir más o menos teniendo conocimiento del tema. No espero que lo entienda, pero sí que tenga el conocimiento y me respete. En este punto, me siento cuidador de mi misma, responsable de ser quien cubra todas las necesidades de parte de mi familia, cuidador de las reacciones de mi pareja, cuidador de nuestra relación, cuidador de mi trabajo para dar lo mejor de mí y no perder mi empleo, líder de mi equipo de trabajo y la persona que debe mantenerse fuerte delante de todos los demás y soportar las frases que tanto odio: Tú eres más fuerte que “eso”/ Tú puedes con “eso” y más / Tú “siempre” terminas entendiendo “todo” / Es que eres tan inteligente que “eso” no es nada para ti. Odio esas frases. Sobre todos en momentos como este donde quiero literalmente saltar al vacío.

Afortunadamente estoy en un grupo de apoyo por whatsapp donde estamos pacientes y profesionales de la salud mental / cerebral y hablamos de temas varios, al menos nos distraemos un poco.

Y te tengo a ti espejito.

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