No, no es la canción de Shakira.
Es la pregunta que me hago sobre
un incidente ocurrido en casa. Una tarde de la semana 17 de este año llegamos
mi hija y yo y nos damos cuenta que faltaban cosas en nuestra terraza y había
señales de que habían intentado entrar a la casa en sí. En la noche mi perrita
comenzó a ladrar muy fuerte y cuando salgo a la ventana veo a alguien del lado
de adentro de las rejas en el garaje. Di un grito de alerta y la persona salió
corriendo. Llamamos a la policía, sorpresivamente llegaron rápido. Hicieron una
revisión por toda la casa y dieron vueltas a la cuadra. Dijeron que
posiblemente fueron unos indigentes que habían aparecido por la zona. Resulta que
ese mismo día también se metieron en otras casas e intentaron entrar por las
ventanas. Por acá la mayoría de las casas y apartamentos tienen rejas de
seguridad y por eso no pudieron hacer nada. Tengo por vecinos a unos chicos que
tienen una fábrica de accesorios para damas y caballeros y me contaron que ya
una vez les pasó y que habían logrado atrapar al ladrón y le cayeron a palazos
hasta que llegó la policía y se lo llevó.
Días más tarde pasa lo mismo pero
yo estaba dentro de la casa. Había dejado a mi perrita afuera en la terraza
para que corriera y jugara con los gatos de mi otro vecino, que por cierto estos
gatos viven más conmigo que con su dueño claro que yo soy más divertida pues
juego con ellos y los alimento. Luego les contaré sobre mis mascotas. En fin,
estando dentro de la casa escucho un alboroto y tres hombres corriendo por los
techos, gritando, le pegaron a mi puerta pidiendo entrar, mi perrita mordió a
uno y le dieron una patada yo comencé a gritar y a llorar, ya venían haciendo
de las suyas por la cuadra y alguien llamó a la policía, llegó la policía,
atraparon a dos, casi que un reality show todo eso. Mi perrita está bien.
Desde entonces, el stress para
entrar y salir de casa es enorme. Ando con un cuchillo en la cartera listo para
ser usado, está bien a la mano. Me siento como en libertad condicional. Presa
en mi propia casa pues apenas llego tengo que encerrarme y no salir más hasta
el día siguiente. El stress, la paranoia, las ideas persecutorias, siento que
cualquiera que ande por la calle con una pinta rara puede ser el ladrón, al
pasar por la terraza siento que las rodillas me van fallando hasta que logro
entrar y se me va pasando poco a poco. Así es muy difícil vivir.
No estoy acostumbrada al
encierro. Todo lo contrario. Me gusta el cine, el teatro, los museos, las
galerías de arte, las librerías con salas de lectura, un café, comer con mis
amigos, ir a un parque, participar en conversatorios sobre literatura, viajar,
conocer gente, en fin… me gusta salir. Excepto claro cuando estoy en depresión
que no quiero ver ni al sol. Ahora me siento como un tigre enjaulado. Y ahora
que menciono todo esto, caigo en cuenta que desde que estoy con mi
pasivo-agresivo no he hecho prácticamente nada de lo que me gusta hacer. Es decir,
no es solamente el tema de la inseguridad. Hay más. Es curioso. Digno de seguir
reflexionando.
Hoy tengo mi segunda cita con mi
nueva psiquiatra. Veamos qué tal va.
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