jueves, 20 de abril de 2017

Semana Santa

He pasado tantos días sin escribir. La cabeza me ha dado un sin fin de vueltas pensando en todo lo que quisiera contar pero no he tenido la fuerza de empezar a teclear. Vamos a ver qué tal sale.

Semana Santa. Terminó el domingo. De santa no tuvo nada de nada.
Todo iba más o menos bien. El domingo 09/04 comenzó todo. Mi novio iba para mi casa, él vive a unas dos horas por carretera. No es nada seguro andar por esta ciudad y muchísimo menos de noche. Él venía tarde, pues salió tarde de sus clases de metafísica. Yo estaba muy angustiada y preocupada por la hora y por el tiempo que iba a tomar guardar su vehículo en mi garaje, ya han sucedido eventos en mi cuadra con ladrones y maleantes. No tuve paz alguna hasta que todo estuvo bien. Él no entendió y no sé si algún día va a entender que el stress para las personas con TAB es un desestabilizador fatal que puede desencadenar una crisis. Yo recurrí a cuanta técnica de respiración conozco para no colapsar. Fue bastante difícil. Ya luego tuvimos unos días muy buenos hasta el miércoles 12/04 que nos fuimos juntos al pueblo donde él vive. No sé exactamente qué pasó ese día, de hecho es bastante confuso y no tengo idea de cómo describirlo, lo único que puedo decir es que fue bastante incómodo y que por un momento me asusté. El jueves 13/04 fuimos a por un té y un postre con un amigo suyo con TAB que quería conocerme pues ha estado mucho tiempo en un cuadro depresivo y quería hablar con alguien que entendiera por experiencia de qué va esto. Esa noche, al llegar al sitio donde nos estábamos quedando sucedió lo que jamás pensé que podía suceder. Entramos en la conversación sobre el TAB pues yo le imprimí un libro que es como una guía para pacientes y sus familiares y lo estábamos hojeando. Y llegó la bendita comparación que tanto odio con el comentario de "los bipolares y la gente normal". Le dije que la gente no se divide en bipolares y normales sino en gente con TAB y gente sin TAB así como hay gente con diabetes y gente sin diabetes o gente con hipertensión y gente sin hipertensión. Me dijo que no, que si una minoría de la población mundial no tiene TAB entonces los bipolares somos anormales. Eso me molestó muchísimo. Le expresé que yo no soy ninguna anormal. Como insistió en lo de la anormalidad, para no reaccionar de la manera como estaba agarrando furor mi molestia, me paré y me fui al baño a darme una ducha, llorar de rabia y calmarme bajo el agua caliente y volver para hablar ya en otro tono. Es decir, mi intención fue evitar una discusión. Al regresar me encontré a una persona fría, en silencio, viendo una película y respondiendo con monosílabos. Pregunté qué pasaba. La respuesta fue que la que tuvo la mala actitud fui yo y que él sólo se aisla porque estaba incómodo con mi reacción y que él se pone así. Su indiferencia me mató, sentí que había cinismo en sus palabras, me sentí ofendida. Traté de explicárselo pero me salió con que el no dijo nada que me ofendiera, de hecho no es lo que haya dicho sino mis prejuicios al respecto. Y me pregunto cómo es que sale un prejuicio a partir de un juicio ya emitido. Okay! Ya va! Si amas a alguien y sabes que hay temas delicados o cosas que le resultan ofensivas, no es precisamente por amor que deben evitarse? Es así o estoy equivocada? Ya ni sé!!! Lo cierto es que el silencio y la indiferencia me volcaron y lanzaron de vuelta al agujero negro contra el que he venido luchando por meses. El salió a fumar.  Comencé a acelerarme a pasos agigantados, a llorar desconsoladamente, de verdad fue uno de esos momentos donde piensas y sientes que ya no quieres esto, que este tormento interminable de alguna manera tiene que parar. Estaba intranquila, con ganas de vestirme y salir a caminar, luego muy triste y muy cansada pero sin nada de sueño. Con ganas de gritar y de llorar. En mi tormento me sentí tan sola en esto, necesitaba tanto pero tanto esos abrazos que significan "tranquila que no te voy a dejar caer".
Ya me había tomado el Lamictal, con 25mg adicionales. Luego de eso me coloqué la dosis doble de Alprazolam bajo la lengua, seguía muy acelerada,nada de sueño, ganas de gritar y correr. Me tomé dos más y un hipnótico. Me tomé otro. Me desprendí de la realidad. Sentí que algo se desprendía de mi cuerpo. Sentí que lloraba y luego su voz me hizo medio volver. Sé que hablamos,no recuerdo muy bien de qué.
Me dormí. Al rato me desperté llorando, lloré por cinco horas más o menos, el dormía. Intenté ir al baño. Me caí. El se despertó, me llevó al baño y luego volvimos a la cama.
Luego logré ducharme, comí algo y ya no supe qué hacer con la vergüenza que sentí.
Ahora la vergüenza se ha ido. Me ha quedado el amargo sabor de la desconfianza.

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