lunes, 1 de mayo de 2017

Cumpleaños... Feliz?

La gota que derramó el vaso.

El pasado jueves 21/04 fue mi cumpleaños. El día más importante para mí. La verdad siempre me ha dado mucha ilusión eso de celebrar mi cumple, históricamente ha sido así. De hecho, literalmente, lo he celebrado desde el 21 hasta fin de mes! Comienzo el 21 por lo general en la oficina con mi equipo o con mis pares y lo llamo “cumpleaños fase I” luego sigo con un amigo que cumple el mismo día y solemos reunirnos en su casa y tener la tradicional torta al canto de cumpleaños feliz te deseamos a ti! Con cena incluida y este año tuvimos hasta desayuno! Eso es “cumpleaños fase II”. Seguimos con la reunión con la familia con su respectiva torta y canto de nuevo del cumpleaños feliz te deseamos a ti con cena incluida también, eso es “cumpleaños fase III”. Y a fin de mes, una reunión con el resto de los amigos de nuevo con el cumpleaños feliz te deseamos a ti con torta y con cena y eso es “cumpleaños fase IV”. Suena bastante bien. Siempre estuvo bien.

Este año se incorporaba otra fase, con el novio. El día 22/04.
Pero en la mañana del 21, me encuentro con una sorpresa. Nada buena por cierto. Desde las 12:01 comencé a recibir llamadas y mensajes de texto de amigos y familiares y bueno, yo feliz. Me pareció raro que mi novio no me hubiese escrito o llamado a media noche pero decidí que no me iba a amargar por eso pues si no lo hizo, no lo hizo! No sé… se le pasó, se le olvidó, no quiso, se quedó dormido, quién sabe! Dije, bueno seguro en la mañana me despierta con estas soooooon las mañaniiiiiitas que cantaaaaba el Rey Daviiiiiiid!!! Pero no, tampoco. Bueno, se quedaría dormido. Después de las ocho de la mañana recibo sus mensajes de texto, muy bonitos. Me dijo que le avisara cuando llegara a mi oficina para llamarme. Ya eran más de las nueve de la mañana cuando me llamó y me alegré tanto de eso y de que iba a recibir ese “feliz cumpleaños de su parte” que casi salto de emoción.  Así fue, me preguntó cómo había dormido le dije que bien y que además muy feliz de haber empezado a recibir mensajes y llamadas desde las doce de la noche. Fin del cumpleaños feliz.

Fue una ofensa bastante grande eso de que él no haya sido el primero en felicitarme. Se le bajó el ánimo pero en segundos, o dice él que se le bajó el ánimo. Digo yo, que si alguien quiere ser el primero en decir feliz cumpleaños pues que llame a las 12 de la noche, punto. Como de hecho lo hice yo en su cumpleaños. En fin, muy ofendido me dice que como yo tomo pastillas no lo hizo para no despertarme y que además yo no le dije que podía hacerlo, que no le di ningún indicio, que se sentía desplazado y excluido porque tantas personas sabían que podían llamarme menos él porque es que yo no se lo dije. Insistió en que yo tenía que haberle avisado que podía llamarme. Ahí sí es verdad que el monstruo que llevo dentro dio señales de que tenía ganas de despertarse y le dije no mira discúlpame! Yo no tengo que decirle a nadie que me llame o que me escriba, eso sale o no sale, es iniciativa de cada quien porque así como tú a veces me escribes a la hora que sea y yo veo el mensaje cuando me despierto en la mañana pues así mismo podías hacerlo el día de mi cumpleaños, el día más importante y bello del año para mí y que tú muy bien sabes que es así. Además, si yo no estaba molesta, ni le reclamé nada, ni me ofendí, por qué él sí?

Hubo algo un tanto peor. Y acá debo mencionar que todo esto de la bipolaridad es algo que no ando pregonando por donde quiera que voy, de hecho ni con mis amigos más cercanos lo comento y ni mi familia sabe de mi diagnóstico y jamás he usado esta condición como excusa para nada. Consideré que si él es mi pareja pues era algo que debía decírselo por todo el tema este del manejo de las crisis si las hubiere. A este punto no estoy muy segura si me arrepiento o no de habérselo dicho. Ahora en la mayoría de las conversaciones tienen que mencionarse las palabras bipolar o bipolaridad. Y vaya que no es necesario andar achacándole todo a la condición. Mencioné al principio de este párrafo que hubo algo un tanto peor. La guinda del pastel de la actitud pasivo-agresiva en mi no tan feliz día de cumpleaños: “Es como pretender que tus amigos sepan más que yo de tu condición bipolar”. Tuve que preguntar qué tenía que ver una cosa con la otra porque ni con subtítulos lo iba a entender. Su respuesta: “Que es lo mismo. Si tú no lo dices, cómo saberlo!  Tus amigos saben que te pueden llamar o escribir a las 12 y yo no porque no lo sabía, no me lo habías dicho. Es igual, ellos no saben de tu condición bipolar porque no se los has dicho, a mí sí”. Me sentí tan impotente de saber que no valía la pena engancharse en una conversación así que no tenía ni pies ni cabeza y que jamás iba a entender lo absurdo de la molestia.

Ese día llovió como si se fuese a acabar el mundo y había un ambiente bastante hostil por situación país. Con todo lo mal que me sentía y completamente triste y amargada pensé en venirme a casa y lanzarme a llorar para luego ahogar la tristeza entre ansiolíticos e hipnóticos. Y de repente no me dio la gana de pasar mi cumpleaños sola y llorando porque el pensamiento disfuncional de otra persona me haya disparado el inicio de un nuevo episodio depresivo. Pues NO. Le dije a mi hija menor que se fuera a mi oficina y de ahí nos fuimos a la casa de mi amigo que cumple el mismo día, el que mencioné al principio. Allá estaban dos amigos más y se le sumó otro, fue una velada de siete personas con una muy buena cena de comida árabe que preparó uno de nuestros amigos. Nos quedamos a dormir allí por el tema de la seguridad pues acá te matan hasta por no llevar encima nada de valor o por mero placer, literalmente. Tuvimos un desayuno muy rico también. Claro que el comentario de mi pasivo-agresivo fue “cena con desayuno incluido” así como cuando se tiene una salida con alguien que termina en la cama hasta el día siguiente y no para dormir precisamente. Bueno, no le di cuerda a semejante comentario pues no valía la pena sólo dejé en claro lo buen anfitrión que es mi amigo junto a su pareja.

De verdad que intenté ir a verlo el 22/04, no tenía ganas de ir después de lo sucedido pero lo intenté. Sabía que no iba a haber celebración y bajo la emoción que llevaba creo que nada terminaría bien. Pero estaba la ciudad colapsada, accesos trancados, un caos total, policías por todas partes y no hubo forma ni manera de salir de acá. Dios sabe lo que hace, así que me vine a casa. Lo curioso es que no me generó tristeza o angustia no haber ido sino todo lo contrario, me sentí tranquila. Hice café, sé que no debo tomar ninguna bebida estimulante, pero bueno! Quise un café y me lo preparé. Luego me puse a ver películas con mi hija y ya, listo. Así siguió el fin de semana y no tuve emociones muy intensas. Sólo una sensación de tranquilidad con un toque de melancolía.

La semana laboral transcurrió sin mucha novedad. El viernes mi pasivo-agresivo se vino a visitarme y de nuevo la angustia de la llegada tarde y el peligro y todo lo que ya he dicho en otra entrada. Esta vez hubo algo diferente. A la angustia y a la preocupación, que siguen siendo genuinas, se le sumó un toque de enfado. Eso no está bien, pues al enfado se le pueden ir sumando toques de indiferencia y puede que llegue el día que ni me importe si es tarde o temprano y que haga lo que le dé la gana.

En fin, no fue del todo desagradable la visita. Intenté tener la conversación sobre las cosas que me están haciendo daño, explicar por qué me siento maltratada y agredida y hablar desde el amor y no desde el enfado o la tristeza. No sé quién me dijo que me iban a escuchar de la misma manera pues lo que recibí fue una respuesta desde la soberbia y el enfado, el amor no apareció por ninguna parte como que si le hubiese echado insecticida o algo así.  Me tomé el antídoto al veneno y dije que en otro momento tocaríamos esos temas y que era ya urgente comenzar la terapia de pareja. Veremos si de verdad hacemos eso.

Ya hace un par de horas que se fue. No todo es malo con mi pasivo-agresivo, tiene cosas y detalles bonitos. Como haberme traído de regalo tres potes de Nutella, o preparar la comida, o llevarse mi hervidora de agua a reparar, o como cuando estuve muy enferma con una infección y me llamaba a las 2:00am para que me tomara los medicamentos y me midiera la temperatura, o cuando vigila mi sueño cuando tengo pesadillas, y cosas así!
Bueno, así estuvo mi semana. Cierro diciendo que a pesar de todo, me siento bien.

P.D. Espejito querido… dónde te has ido?

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