jueves, 18 de mayo de 2017

No sé qué decir

Ya estamos a mitad de la semana 20 de este año 2017. han pasado algunas cosas desde la última vez que escribí hasta acá. No sé ni siquiera cómo hacer para describir tanta cosa que me sucede por dentro. Es como tener una mezcla rarísima de sentimientos, de sensaciones, de pensamientos revueltos. Bueno, son los pensamientos revueltos los que generan esos sentimientos y sensaciones. Al fin lo he entendido. Debo volver a empezar el trabajo de cambiar mis pensamientos para poder cambiar mis sentimientos y salir a flote otra vez y no permitir que gestos o comportamientos de otra persona me afecten tanto. Y como no sé muy bien cómo explicar en prosa esto que llevo, voy a dejar algo más de mi autoría. 
Espejito... te extraño.



Hay tanta tristeza
aquí,
dentro de mi pecho,
porque algo muy triste
es lo que estoy sintiendo.
Siento que el mundo entero
me ha dado la espalda
y que la vida para mí
ya no es tan clara como el agua.
Hay un torrente de lágrimas
en mi corazón tan fiero,
y mil voces
en mi alma
gritando que muero.
La soledad ayuda
a mis pensamientos,
y es tan triste y mudo
tan solo, sordo y ciego,
que no puedo decírselo a nadie,
no puedo... no puedo!.
Siento que no hay luz
en mis ojos claros,
que no soy feliz
que no lo seré;
siento que hace falta
como a un puerto un faro
alguien que a mi lado
me pueda entender.
Visten de negro mis manos
y tan acostumbrada estoy
a que me hieran,
que no sé si me importa
si te vas o te quedas;
solo sé que no encuentro
donde desahogar mi tristeza
y mi melancolía...
y entre el tiempo que pasa
se me escapa la vida.

viernes, 12 de mayo de 2017

Fin de la semana 19, año 2017


El martes 09/05 fue mi segunda consulta con Alice, mi nueva doctora. Es fantástica, bonita, agradable, se está muy a gusto con ella. Es como una amiga con quien te sientas a tener una conversación pero con el toque de un profesional de la salud mental. Me siento en confianza con ella, es como estar en un confesionario pero sin que te pongan a pagar penitencia a partir de los juicios que se pudieran levantar. Nada más de imaginarme la cara de un cura en un confesionario si le contara todo lo que le cuento a Alice creo que me mandaría de penitencia a hacer el camino de Santiago ida y vuelta gateando y sin parar. Imagino que rezando el rosario. La imagen es muy graciosa. En fin, me está yendo muy bien con ella.

Acá en mi país estamos en guerra. No declarada pero guerra al fin. La escasez de comida y medicinas es inmensa. La inseguridad te persigue como un monstruo de tres cabezas. Hay protestas y represión todos los días y todos los días hay muertos y heridos. Los ataques a los centros de salud como hospitales y clínicas es terrible, una tristeza muy grande. El martes mientras estaba en consulta en un lado de la ciudad, del otro lado se reprimía a los manifestantes con gas lacrimógeno, perdigones, balas redondas de plomo, agua a presión, armas largas a disparar a quema ropa y quién sabe qué más. Resistencia, esa es la consigna. Luchar y resistir es lo que nos queda. Para los que están en las calles soportando la represión, para los que van al frente de cada batalla, para las familias que ya no verán a sus hijos volver a casa, mis más sinceros y profundos respetos.

Cada quien va aportando lo que puede desde su pequeña parcela. En mi caso, que trabajo en el sector salud, mi aporte es asegurar que lleguen a los centros asistenciarios los insumos que estén disponibles. Suena simple, pero es algo sumamente complejo dentro de esta crisis que estamos viviendo. Sólo salir de casa y volver es ya un riesgo. Luego está todo lo que implica mi trabajo: compras, ventas, manejo de materiales, control de inventarios, relaciones comerciales con proveedores y clientes nacionales e internacionales, traslado de materiales a nivel nacional, manejo de empleados, y varias cosas más . A veces los insumos no llegan pues “se pierden” los camiones en el camino. No puedo faltar a mi trabajo, es la única fuente de ingresos que tengo y es con lo que cuento para mantener a mi familia. Estamos viviendo un infortunio enorme.

Cambiando el tema, no recuerdo si ya he dicho en alguna otra entrada lo mucho que me gusta estudiar. Es fascinante para mí, y si llego a ser la primera de la clase entonces se vuelve alucinante! Hace unos meses me dijeron en mi trabajo que estaba postulada junto con otra compañera a un curso de especialización profesional en un instituto de estudios superiores de prestigio internacional que tenemos por acá. Si estudias allí, ningún país te va a pedir acreditaciones adicionales. De hecho, vienen personas de otros países a cursar sus estudios superiores gerenciales en ese instituto. Un comentario: es cariiiiiiiiiiiiiisiiiimooooooo. Casi que yo no lo podría pagar. Que nos hayan postulado a nosotras dentro de una empresa de mil empleados es algo que nos llena de alegría, orgullo y satisfacción. Y quiero cursar más estudios ahí! En aquel momento cuando se lo comenté a mi pasivo agresivo, no lo tomó muy bien. Me dio toda una charla sobre personas que no han estudiado nada y son exitosas en sus propios negocios, que trabajar por un salario y encima en moneda local no es nada rentable; una pérdida de tiempo. Dijo que él respeta a las personas que les gusta estudiar pero que eso al final no lo es todo. Sacó el ejemplo de obreros que ganan más que yo sin haber estudiado ni la cuarta parte de lo que yo he estudiado y de personas que nunca pasaron de la escuela primaria y son dueños de grandes negocios. Por eso es que yo siempre he defendido la idea de que mientras más se espere de alguien, más susceptible se es de ser lastimado. Claro, yo esperaba que mi pareja estuviera orgullosa de mí ¿fue una expectativa muy grande? Creo que no, pero bueno tal vez sí. Depende de quién sea la percepción. Un tiempo después me dice muy alegre que se interesó en un diplomado de programación neurolingüística (PNL) que vio publicitado en el periódico y que le gustaría hacerlo porque podría servirle para todos los aspectos de la vida pero que tenía que ver bien lo de los horarios porque si las clases fuesen un fin de semana significaría menos tiempo para vernos. Claro, pensé yo, claro. Mis cursos de alta gerencia no fueron merecedores de tanto entusiasmo o al menos de orgullo por el logro, todo es cuestión de percepciones y de prioridades de cada quien. ¿Qué pienso yo del PNL? Que la tendencia es que poco a poco está siendo desplazado por otras corrientes y que en los modelos organizacionales cada vez se le está dando menos peso, o al menos es mi experiencia de observación en mi campo. ¿Iba yo a decirle eso y cortarle su entusiasmo? No, claro que no.

Hoy por un momento casi casi que le suelto todo lo que pienso al respecto. Ayer y hoy finalmente fueron mis clases. Ayer fue un día extraordinario, las clases son fantásticas. La dinámica es muy fuerte y exigente, los temas son complejos y densos y hay que estar muy enfocado porque todos los ejercicios son en red en tiempo real y todo muy cronometrado. Yo como pez en el agua, feliz de enfrentarme a lo desconocido y digerirlo hasta aprenderlo y aplicarlo. Por supuesto que a pesar de todo eso, no estuve desconectada del todo de mi pareja. Igual le escribí en la mañana y luego apenas tenía un tiempito al momento de los refrigerios también le escribía. Me preguntó luego cómo me había ido y le dije lo que acabo de escribir que todo un mundo fascinante. ¿Su respuesta? “No vayas a olvidarte de mí por tus estudios” (hasta ahí no me lo había tomado a mal) luego me pidió disculpas por haber dicho eso y me explicó que no fue él sino sus miedos de perderme los que hablaron, que ni él ni nadie puede detenerme a hacer cosas que ya he decidido, que todo debe fluir, que si yo descuido la relación o algo cambia pues es algo que puede llegar a suceder, porque todo cambia. Tuvimos una larga conversación no muy productiva desde donde lo veo, es mi percepción. Me fui a dormir con un sentimiento muy raro que no sabría describir. Como todas las noches, le pasé el mensaje de buenas noches. Lo usual es que lo responda, a veces estoy despierta para leerlo y otras veces ya lo veo en la mañana. Es como nuestro ritual. Pues esta vez, ni siquiera leyó el mensaje! Cuando me desperté y me di cuenta pues me preocupé. Y me preocupé porque él se había sentido un poco mal de salud en estos días y me preocupé más porque su papá está muy mayor y muy delicado y ya han pasado algunos sustos. Lo primero que me pasó por la cabeza es que algo había pasado. Le volví a escribir en la mañana, con el mensaje de buenos días y preguntando cómo estaba y lo preocupada que me sentía. No lo leyó. Mi preocupación aumentó. Ya yo estaba en el instituto, la angustia y la preocupación no me permitió enfocarme en las clases, perdí tres ejercicios y parte de una explicación. Cuando finalmente me respondió, me dice que es que estaba viendo cosas en youtube y el teléfono nunca le señaló que tenía un mensaje y ya luego asumió que yo no le había escrito y él no lo hizo para no despertarme. Mi percepción es que es un argumento bastante contradictorio, además que no cuadra para nada con nuestro “ritual”. Mi percepción es que lo hizo a propósito porque sabía lo mucho que me iba a afectar y así sabotearme mi día de estudios. Mi percepción es que no somos unos niños ni unos adolescentes para andar con estas estupideces. ¿Estoy exagerando? ¿Son mis paranoias? ¿Es que mis pensamientos se están acelerando? La consecuencia fue que casi no pude emparejarme con la clase pero el profesor se acercó a preguntar si algo me pasaba, le dije que un tema personal que me perturbó y para mi sorpresa me dijo que siguiera adelante y que al terminar me iba a dar tiempo de completar lo que me faltaba porque tenía tiempo que no veía a un estudiante que superara sus expectativas. Con semejante comentario no lo podía defraudar. Al final, cuando nos entregó los certificados, dijo textualmente dirigiéndose a mí: “Quiero felicitarte efusivamente”. ¡La gloria pues! Me sentí muy feliz, orgullosa de mí misma, con ganas de seguir cosechando triunfos como ese y me importa una mierda si me hago o no me hago millonaria con lo que sea que me dé la gana de estudiar y si hay millones de obreros en el mundo que ganen mucho más dinero que yo. No me importa.

Lamentablemente, llegué tarde para comer a mi trabajo. Hoy era la celebración anticipada del día de las madres, que es el domingo, y me perdí la fiesta. Me guardaron comida y mis obsequios. Yo quería estar en la celebración, comer con mis compañeras más cercanas, tomarnos fotos, todo lo que implica un evento. Cuando llegué ya el salón estaba completamente solo. Una amiga me esperó, no fue a la celebración por esperarme y me tocó esa fibra que te conmueve. Los empleados del comedor, que siempre comen de último y cuando todos ya se han ido, nos sirvieron la comida y les pregunté si podíamos unirnos a su mesa, muy tímidamente dijeron que sí y así fue mi almuerzo del día de las madres. Al final, aunque no era lo que hubiese querido, me sentí bien. Me conmovió mucho el comentario de los empleados cuando me dijeron que nunca un ejecutivo de la empresa se había sentado a comer con ellos, no sabía que algo tan simple fuese tan importante para ellos. Y más cuando me dijeron “Ud. es siempre tan amable y especial con nosotros”. De nuevo las percepciones haciendo de las suyas. No sabía que tenían esa impresión de mí. Les agradecí el gesto y el comentario y para romper un poco la sensibilidad del momento les dije: le sirvo las bebidas y ya saben, no me dejen nunca sin postre. Risas, y a comer!! Al final mi amiga me dijo, ¿viste? Eres muy querida. Hasta ese instante, no había pensado en mi pasivo agresivo. Es decir, entre el momento en que el profesor me felicitó y el momento en que terminé de comer pasaron tal vez unas dos horas. Dos horas sin haber pensado en él. Dos horas en que, si las evalúo ahora, estuve bien pero con una especie de vacío y decepción que sólo detecté con el comentario de mi amiga. Pues si él hubiese estado ahí, estoy segura que no hubiese dicho lo mismo.

Lo que mi pasivo agresivo no está viendo, es que poco a poco he empezado a desprenderme. Y no se lo pienso avisar.

Me siento rota por dentro.

Hoy es noche de benzodiacepinas.

Mañana lo veré.

El domingo es el día de las madres.

No quiero tener expectativas.

martes, 9 de mayo de 2017

¿Dónde están los ladrones?



No, no es la canción de Shakira. 

Es la pregunta que me hago sobre un incidente ocurrido en casa. Una tarde de la semana 17 de este año llegamos mi hija y yo y nos damos cuenta que faltaban cosas en nuestra terraza y había señales de que habían intentado entrar a la casa en sí. En la noche mi perrita comenzó a ladrar muy fuerte y cuando salgo a la ventana veo a alguien del lado de adentro de las rejas en el garaje. Di un grito de alerta y la persona salió corriendo. Llamamos a la policía, sorpresivamente llegaron rápido. Hicieron una revisión por toda la casa y dieron vueltas a la cuadra. Dijeron que posiblemente fueron unos indigentes que habían aparecido por la zona. Resulta que ese mismo día también se metieron en otras casas e intentaron entrar por las ventanas. Por acá la mayoría de las casas y apartamentos tienen rejas de seguridad y por eso no pudieron hacer nada. Tengo por vecinos a unos chicos que tienen una fábrica de accesorios para damas y caballeros y me contaron que ya una vez les pasó y que habían logrado atrapar al ladrón y le cayeron a palazos hasta que llegó la policía y se lo llevó.

Días más tarde pasa lo mismo pero yo estaba dentro de la casa. Había dejado a mi perrita afuera en la terraza para que corriera y jugara con los gatos de mi otro vecino, que por cierto estos gatos viven más conmigo que con su dueño claro que yo soy más divertida pues juego con ellos y los alimento. Luego les contaré sobre mis mascotas. En fin, estando dentro de la casa escucho un alboroto y tres hombres corriendo por los techos, gritando, le pegaron a mi puerta pidiendo entrar, mi perrita mordió a uno y le dieron una patada yo comencé a gritar y a llorar, ya venían haciendo de las suyas por la cuadra y alguien llamó a la policía, llegó la policía, atraparon a dos, casi que un reality show todo eso. Mi perrita está bien.

Desde entonces, el stress para entrar y salir de casa es enorme. Ando con un cuchillo en la cartera listo para ser usado, está bien a la mano. Me siento como en libertad condicional. Presa en mi propia casa pues apenas llego tengo que encerrarme y no salir más hasta el día siguiente. El stress, la paranoia, las ideas persecutorias, siento que cualquiera que ande por la calle con una pinta rara puede ser el ladrón, al pasar por la terraza siento que las rodillas me van fallando hasta que logro entrar y se me va pasando poco a poco. Así es muy difícil vivir. 

No estoy acostumbrada al encierro. Todo lo contrario. Me gusta el cine, el teatro, los museos, las galerías de arte, las librerías con salas de lectura, un café, comer con mis amigos, ir a un parque, participar en conversatorios sobre literatura, viajar, conocer gente, en fin… me gusta salir. Excepto claro cuando estoy en depresión que no quiero ver ni al sol. Ahora me siento como un tigre enjaulado. Y ahora que menciono todo esto, caigo en cuenta que desde que estoy con mi pasivo-agresivo no he hecho prácticamente nada de lo que me gusta hacer. Es decir, no es solamente el tema de la inseguridad. Hay más. Es curioso. Digno de seguir reflexionando.

Hoy tengo mi segunda cita con mi nueva psiquiatra. Veamos qué tal va.

lunes, 8 de mayo de 2017

EX



Hablar de las ex parejas es algo que me gustaría hacer en algún momento. Ya habrá oportunidad para eso.

La última relación tipo leche descremada, de larga duración, que tuve fue hace varios años. Las cosas no terminaron muy bien que se diga pero por una u otra razón nunca dejamos de tener contacto. De eso hace ya más de diez años!! Fue una relación donde los pantalones siempre los llevé yo. De hecho, su propio padre siempre lo decía: Nuera, ud es una macha!! Como era de esperarse, si eso no cambiaba no iba a terminar bien. Bueno, se terminó. En algún momento contaré la historia.

Cuando comenzamos la relación, él estaba recién inscrito en la universidad para estudiar administración de empresas y ya yo iba por mi segundo post grado. Yo prácticamente lo obligaba a ir a clases y como había cosas que no entendía o no le daba la gana de entender, me iba con él a clases y me sentaba a su lado para apoyarlo. O eso era al menos mi intención. Cuando terminamos, él iba casi a mitad de sus estudios y yo estaba agotada de estudiar casi en paralelo una carrera que ni siquiera me gustaba ni me gusta. Pero así soy en cosas del amor, me entrego total y absolutamente. Hasta que me canso de dar y dar y dar.

A pesar de ya no estar juntos, él seguía consultándome cosas que quería hacer y seguía pidiendo mi opinión en cosas de la universidad. Unos años más tarde se casó y tuvo un hijo precioso. No, no dejó de pedir mi opinión en algunos casos. Recuerdo una vez que tuvo un accidente y se volcó con su auto, en vez de llamar a una ambulancia o a sus padres o a su mujer o a algún amigo pues me llamó a mí. A mí!! Que vivo a casi tres horas de donde él está ahora!! Qué podía hacer yo? Lo mismo de siempre, tratar de calmarlo y decirle más o menos lo que tenía que hacer. Por otro lado, todas las veces que ha intentado cambiar de trabajo me ha pedido mi opinión, no me ha hecho caso y ha fracasado. Se lo dije, se lo he dicho muchas veces, no basta con querer hacer las cosas sino que hay que hacerlas y ya. Si tiene un deseo o un sueño y se queda soñando, las cosas no van a suceder por sí solas, hay que salir y hacer que sucedan. 

Diez años más tarde, aún no se ha graduado. ¿Quién ha leído y corregido y ha hecho sugerencias con respecto a su tesis de grado? Pues yo, claro. Hasta he dicho que ese título lo deberían entregar doble o picarlo en dos, una parte para él y otra parte para mí. ¿Qué dice mi pasivo-agresivo sobre esto? Pues nada, dice está seguro que es historia pasada y que no siente nada de celos. No sé, esa bomba tal vez estalle en algún momento.

Pensé que el día en que tomara conciencia de sus errores en nuestra relación jamás llegaría. Pero llegó, y dijo cosas que jamás imaginé que diría y dijo que hay una vida suya antes de mí y otra completamente distinta después de mí. Que no había vuelto a conocer a alguien con las mismas cualidades, que no se había vuelto a sentir tan querido como sintió que lo quería yo, que no había vuelto a tener una mujer que lo hiciera sentir tan pleno en la cama, y otras cosas más. Y yo pensé, es la misma historia de siempre. Todos mis ex’s vuelven. TODOS. Bueno, traté de ser lo más comprensiva, tolerante y compasiva para con esas palabras y muy decentemente pasamos a otro tema y ya no se volvió a hablar de eso. De eso hace ya bastante tiempo.

Para mi más absoluta sorpresa, el viernes pasado me escribió como siempre me escribe. Para saludar. Y de repente la conversación toma un giro inesperado y él empieza a ponerse como intenso, como picante. De verdad que eso sí que nunca lo vi venir. Por supuesto que le pregunté de qué iba todo eso y me propone que seamos amantes. Creo que mi risa se escuchó en toda la cuadra. De verdad que me sacó de la depre que he venido teniendo desde hace algunos días. Bueno ya saben todo el cuento con mi novio y lo incapaz que me siento de terminar con él y lo triste que me pone.  En fin, ¿qué es eso de amantes? Me dice que lleva algún tiempo sin poder sacarse de la cabeza tantas cosas que vivimos, que recuerda la vez que lo secuestré y lo encerré una semana entera se sexo continuo en una habitación de hotel comiendo solo algunos sándwiches y tomando sólo agua. Que recuerda la manera tan especial de celebrar sus cumpleaños y todos los detalles que tuve con él. Y empezó a sacar una infinidad de recuerdos que yo ya había guardado en un rincón de la memoria tipo cesta de basura de Windows. Quedé en shock. Por supuesto que le dije que eso de amantes como que no va. No. Me dice mi mejor amigo que a mi edad aproveche todo lo que venga, y yo le digo que todo lo que venga tal vez, pero nuevo. Cuentos de barajitas repetidas ya tengo suficientes y esta en específico no voy a pegarla de nuevo en el álbum. De verdad que fue un verdadero shock, increíble. Todos mis ex’s vuelven, todos han vuelto arrepentidos, me han pedido disculpas, me han dicho mil cosas, me han pedido volver. Pero proponerme que seamos amantes, primera vez que pasa. Es solo cuestión de días para que me pida disculpas por semejante proposición. Le conozco.

miércoles, 3 de mayo de 2017

¡Basta ya!

Hoy les dejo este poemilla de mi autoría. Cacofónico, lo sé. Pero bueno... fue lo que salió cuando salió.

¿Se puede abrir el mar
en dos mitades,
helar una de un soplido
y la otra de un suspiro evaporar?

¿Se puede ver entero el Universo
al derecho y al reverso
en un atrevido soñar?

¿Se puede describir un sentimiento
de oscuro y persistente padecimiento
en palabras al hablar?

¿Se puede el eterno tormento
de sentirse culpable e indefenso
en alegría transformar?

¿Se puede desear con fuerzas
ser estrella del firmamento
dar todo el brillo en un momento,
morir al día despertar...
y ver el deseo realidad?

¿Se puede desear ser la sirena
del cuento de Andersen
pero deshecha ya el aire
en un desesperado suplicar?

¡Basta ya!

lunes, 1 de mayo de 2017

Cumpleaños... Feliz?

La gota que derramó el vaso.

El pasado jueves 21/04 fue mi cumpleaños. El día más importante para mí. La verdad siempre me ha dado mucha ilusión eso de celebrar mi cumple, históricamente ha sido así. De hecho, literalmente, lo he celebrado desde el 21 hasta fin de mes! Comienzo el 21 por lo general en la oficina con mi equipo o con mis pares y lo llamo “cumpleaños fase I” luego sigo con un amigo que cumple el mismo día y solemos reunirnos en su casa y tener la tradicional torta al canto de cumpleaños feliz te deseamos a ti! Con cena incluida y este año tuvimos hasta desayuno! Eso es “cumpleaños fase II”. Seguimos con la reunión con la familia con su respectiva torta y canto de nuevo del cumpleaños feliz te deseamos a ti con cena incluida también, eso es “cumpleaños fase III”. Y a fin de mes, una reunión con el resto de los amigos de nuevo con el cumpleaños feliz te deseamos a ti con torta y con cena y eso es “cumpleaños fase IV”. Suena bastante bien. Siempre estuvo bien.

Este año se incorporaba otra fase, con el novio. El día 22/04.
Pero en la mañana del 21, me encuentro con una sorpresa. Nada buena por cierto. Desde las 12:01 comencé a recibir llamadas y mensajes de texto de amigos y familiares y bueno, yo feliz. Me pareció raro que mi novio no me hubiese escrito o llamado a media noche pero decidí que no me iba a amargar por eso pues si no lo hizo, no lo hizo! No sé… se le pasó, se le olvidó, no quiso, se quedó dormido, quién sabe! Dije, bueno seguro en la mañana me despierta con estas soooooon las mañaniiiiiitas que cantaaaaba el Rey Daviiiiiiid!!! Pero no, tampoco. Bueno, se quedaría dormido. Después de las ocho de la mañana recibo sus mensajes de texto, muy bonitos. Me dijo que le avisara cuando llegara a mi oficina para llamarme. Ya eran más de las nueve de la mañana cuando me llamó y me alegré tanto de eso y de que iba a recibir ese “feliz cumpleaños de su parte” que casi salto de emoción.  Así fue, me preguntó cómo había dormido le dije que bien y que además muy feliz de haber empezado a recibir mensajes y llamadas desde las doce de la noche. Fin del cumpleaños feliz.

Fue una ofensa bastante grande eso de que él no haya sido el primero en felicitarme. Se le bajó el ánimo pero en segundos, o dice él que se le bajó el ánimo. Digo yo, que si alguien quiere ser el primero en decir feliz cumpleaños pues que llame a las 12 de la noche, punto. Como de hecho lo hice yo en su cumpleaños. En fin, muy ofendido me dice que como yo tomo pastillas no lo hizo para no despertarme y que además yo no le dije que podía hacerlo, que no le di ningún indicio, que se sentía desplazado y excluido porque tantas personas sabían que podían llamarme menos él porque es que yo no se lo dije. Insistió en que yo tenía que haberle avisado que podía llamarme. Ahí sí es verdad que el monstruo que llevo dentro dio señales de que tenía ganas de despertarse y le dije no mira discúlpame! Yo no tengo que decirle a nadie que me llame o que me escriba, eso sale o no sale, es iniciativa de cada quien porque así como tú a veces me escribes a la hora que sea y yo veo el mensaje cuando me despierto en la mañana pues así mismo podías hacerlo el día de mi cumpleaños, el día más importante y bello del año para mí y que tú muy bien sabes que es así. Además, si yo no estaba molesta, ni le reclamé nada, ni me ofendí, por qué él sí?

Hubo algo un tanto peor. Y acá debo mencionar que todo esto de la bipolaridad es algo que no ando pregonando por donde quiera que voy, de hecho ni con mis amigos más cercanos lo comento y ni mi familia sabe de mi diagnóstico y jamás he usado esta condición como excusa para nada. Consideré que si él es mi pareja pues era algo que debía decírselo por todo el tema este del manejo de las crisis si las hubiere. A este punto no estoy muy segura si me arrepiento o no de habérselo dicho. Ahora en la mayoría de las conversaciones tienen que mencionarse las palabras bipolar o bipolaridad. Y vaya que no es necesario andar achacándole todo a la condición. Mencioné al principio de este párrafo que hubo algo un tanto peor. La guinda del pastel de la actitud pasivo-agresiva en mi no tan feliz día de cumpleaños: “Es como pretender que tus amigos sepan más que yo de tu condición bipolar”. Tuve que preguntar qué tenía que ver una cosa con la otra porque ni con subtítulos lo iba a entender. Su respuesta: “Que es lo mismo. Si tú no lo dices, cómo saberlo!  Tus amigos saben que te pueden llamar o escribir a las 12 y yo no porque no lo sabía, no me lo habías dicho. Es igual, ellos no saben de tu condición bipolar porque no se los has dicho, a mí sí”. Me sentí tan impotente de saber que no valía la pena engancharse en una conversación así que no tenía ni pies ni cabeza y que jamás iba a entender lo absurdo de la molestia.

Ese día llovió como si se fuese a acabar el mundo y había un ambiente bastante hostil por situación país. Con todo lo mal que me sentía y completamente triste y amargada pensé en venirme a casa y lanzarme a llorar para luego ahogar la tristeza entre ansiolíticos e hipnóticos. Y de repente no me dio la gana de pasar mi cumpleaños sola y llorando porque el pensamiento disfuncional de otra persona me haya disparado el inicio de un nuevo episodio depresivo. Pues NO. Le dije a mi hija menor que se fuera a mi oficina y de ahí nos fuimos a la casa de mi amigo que cumple el mismo día, el que mencioné al principio. Allá estaban dos amigos más y se le sumó otro, fue una velada de siete personas con una muy buena cena de comida árabe que preparó uno de nuestros amigos. Nos quedamos a dormir allí por el tema de la seguridad pues acá te matan hasta por no llevar encima nada de valor o por mero placer, literalmente. Tuvimos un desayuno muy rico también. Claro que el comentario de mi pasivo-agresivo fue “cena con desayuno incluido” así como cuando se tiene una salida con alguien que termina en la cama hasta el día siguiente y no para dormir precisamente. Bueno, no le di cuerda a semejante comentario pues no valía la pena sólo dejé en claro lo buen anfitrión que es mi amigo junto a su pareja.

De verdad que intenté ir a verlo el 22/04, no tenía ganas de ir después de lo sucedido pero lo intenté. Sabía que no iba a haber celebración y bajo la emoción que llevaba creo que nada terminaría bien. Pero estaba la ciudad colapsada, accesos trancados, un caos total, policías por todas partes y no hubo forma ni manera de salir de acá. Dios sabe lo que hace, así que me vine a casa. Lo curioso es que no me generó tristeza o angustia no haber ido sino todo lo contrario, me sentí tranquila. Hice café, sé que no debo tomar ninguna bebida estimulante, pero bueno! Quise un café y me lo preparé. Luego me puse a ver películas con mi hija y ya, listo. Así siguió el fin de semana y no tuve emociones muy intensas. Sólo una sensación de tranquilidad con un toque de melancolía.

La semana laboral transcurrió sin mucha novedad. El viernes mi pasivo-agresivo se vino a visitarme y de nuevo la angustia de la llegada tarde y el peligro y todo lo que ya he dicho en otra entrada. Esta vez hubo algo diferente. A la angustia y a la preocupación, que siguen siendo genuinas, se le sumó un toque de enfado. Eso no está bien, pues al enfado se le pueden ir sumando toques de indiferencia y puede que llegue el día que ni me importe si es tarde o temprano y que haga lo que le dé la gana.

En fin, no fue del todo desagradable la visita. Intenté tener la conversación sobre las cosas que me están haciendo daño, explicar por qué me siento maltratada y agredida y hablar desde el amor y no desde el enfado o la tristeza. No sé quién me dijo que me iban a escuchar de la misma manera pues lo que recibí fue una respuesta desde la soberbia y el enfado, el amor no apareció por ninguna parte como que si le hubiese echado insecticida o algo así.  Me tomé el antídoto al veneno y dije que en otro momento tocaríamos esos temas y que era ya urgente comenzar la terapia de pareja. Veremos si de verdad hacemos eso.

Ya hace un par de horas que se fue. No todo es malo con mi pasivo-agresivo, tiene cosas y detalles bonitos. Como haberme traído de regalo tres potes de Nutella, o preparar la comida, o llevarse mi hervidora de agua a reparar, o como cuando estuve muy enferma con una infección y me llamaba a las 2:00am para que me tomara los medicamentos y me midiera la temperatura, o cuando vigila mi sueño cuando tengo pesadillas, y cosas así!
Bueno, así estuvo mi semana. Cierro diciendo que a pesar de todo, me siento bien.

P.D. Espejito querido… dónde te has ido?

No sé qué decir

Ya estamos a mitad de la semana 20 de este año 2017. han pasado algunas cosas desde la última vez que escribí hasta acá. No sé ni siquiera ...